No pudo salir Pablo Hermoso de Mendoza por la puerta grande del coso de Bayona y no fue, desde luego, porque no hiciese méritos para ello.
Dos faenas pulcras y haciendo muy bien las cosas a dos buenos toros de Los Bayones, tuvieron un calado diferente en el público.
En primer lugar actuó el portugués Paulo Jorge Santos, que tomó la alternativa de manos de Hermoso de Mendoza y como testigo de la misma, Diego Ventura.
El toro bragado que correspondió a Pablo en segundo lugar de lidia, salió al ruedo muy despistado y sin prestar atención a FUSILERO. Su terreno natural eran las tablas y allí se refugiaba en cuanto podía. Con un buen trastero, Pablo colocó el primer rejón de castigo y consiguió encelarlo y hacer que el toro se interesara en el caballo. Lo midió y lo probó y decidió dejarlo con un solo rejón e ir a por CHENEL. Antes ejecutó piruetas muy del gusto del público. CHENEL comenzó encelando al toro con su grupa y dándole una vuelta completa al ruedo. Luego banderillas al sesgo y toreo hacia un lado y otro del anillo. La faena tuvo sólo un punto bajo y fue el protagonizado por CAMPOGRANDE. El caballo no atraviesa por un buen momento y eso se notó. No obstante FOSFORO volvió a caldear el tendido con tres banderillas cortas en todo lo alto, sin tiempos muertos entre una y otra. Pablo mató de un metisaca arriba y obtuvo una oreja.
El cuarto de la tarde fue otro buen toro y en este Pablo se superó. Midió muy bien los primeros trancos del toro con EXCALIBUR y colocó dos rejones de castigo en todo lo alto. Luego llevó al toro muy templado y toreado con LABRIT antes de colocar dos banderillas en los medios al quiebro. Los mejores momentos los puso SILVETI que hoy echó mano de repertorio y llevó al toro de costado, efectuó galleos con la grupa, toreó con el pecho y mostró que posiblemente hoy sea el caballo más en forma de la cuadra. No obstante algo pasaba, pero el público no estaba tan metido en la faena como en el toro anterior. Nuevamente Pablo apareció con FOSFORO y nuevamente banderillas cortas con mucha vibración y la suerte del teléfono, todo metido en los terrenos del toro y todo comprometiéndose. Luego vendría un rejón de muerte con DOMINGUIN que parecía que iba a hacer doblar al toro, pero que necesitaría de un descabello. Incomprensiblemente, ni se pidió la oreja, para una faena, en la que Pablo y sus caballos habían estado muy por encima de la del otro toro, en la que sí obtuvo una oreja.
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