Retomando su ya agonizante campaña mexicana, Pablo Hermoso de Mendoza tuvo esta tarde una entregada actuación en la plaza michoacana Alberto Balderas, con dos faenas de excelente manufactura que de haber sido coronadas acertadamente con el acero, de seguro le habrían deparado un mínimo de cuatro orejas.

Si bien el estellés no estuvo muy acertado con el rejón de muerte, lo cierto es que su trabajo en conjunto hizo que valiera la pena pagar el billete de quienes provocaron una buena entrada en coso de Jiquilpan.

A su primero lo recibió montando a RAMSES y en los primeros tanteos de la lidia el astado se mostró sumamente distraído, falto de alegría al embestir y cuando lo hacía iba con un trote incierto. El navarro y su cabalgadura tuvieron que consentirle mucho para poder irlo metiendo en la grupa, pasándole muy de cerca en los cuarteos, cambiándolo de terrenos y prolongando su viaje al término de cada reunión. Después de los tres rejones de castigo el toro pareció asentarse y Hermoso de Mendoza vino con ANTARES quien casi al pisar el ruedo lo engancho y le llevó templadamente de costado alrededor del anillo de tablas, luego, en los terrenos cortos le quebró la suerte con pureza, adornándose en los remates de cada embroque toreándole con el sombrero y posteriormente colocándoselo en el testuz. NATIVO continuo la labor con dos banderillas más, describiendo círculos a su alrededor intentando provocar su acometida, realizando con igual intención la levada, metiendo casi el hocico en la cara cuando se producía la reunión. MUDEJAR tuvo a cargo el final y colaboró en las cortas y las rosas, dejando todo listo para que su jinete entrase por uvas, solo que los dos rejones de muerte que colocó el jinete español no fueron suficientes para hacer doblar al burel, necesitando de un golpe de descabello para despenarlo, agradeciendo en el tercio la fuerte ovación que el público le tributó en reconocimiento a su trabajo.

Su segundo salió barbeando tablas y aparte de distraído tenía el defecto de no quedarse quieto un instante, siempre iba dando pasitos intentando acortar el terreno y prestaba mayor atención a las telas que a los caballos. De nueva cuenta el navarro debió iniciar con una monta didáctica para enseñar a su oponente a ir tras de sus cabalgaduras. La clase se inició con un solvente SULTAN que intentó pararle mientras se le castigaba con dos hierros en lo alto del morrillo. PAVAROTI apareció en escena y se esforzó por sacar al toro de su evidente sosería citándolo en corto, de largo, y ofreciéndole el pecho a la hora de quebrarle la suerte. FUSILERO completó el tercio y armó un verdadero alboroto con sus giros, aprovechando al máximo los desplazamientos del astado. La escandalera entre el público aumento cuando Pablo colocó con REBUJO dos arriesgados pares de banderillas a dos manos, que habían sido antecedidos por un ramos de tres rosas. De nuevo el terreno estaba listo y la gente deseosa de que al coloso español le fueran otorgados los máximos trofeos, pero la utilización de dos rejones de muerte, aunada al tiempo que el toro tardó en entregarse al puntillero, impidieron que tal posibilidad se llevase a cabo.

En el festejo tomó la alternativa el diestro mexicano Jorge Benavides, quien recibió la borla como matador de toros de parte de su compatriota Antonio Bricio, atestiguando el acto el caballista español.